‘Frankenweenie’. Amistad verdadera.

FRW_Payoff_1-Sht_v6Después de ‘Alice in Wonderland’ (2010), la sociedad formada por Burton y la Disney volvía a la carga con ‘Frankenweenie’, una cinta de animación perfectamente trabajada en el apartado técnico y solvente en cuanto a la historia a contar. Es una película pequeña dentro de lo que es la filmografía de Tim Burton, donde relucen verdaderas obras maestras como ‘Eduardo Manostijeras’ (1990), ‘Big fish’ (2003) o ‘Sweeney Todd’ (2007). Uno tiene la sensación, por tanto, de que ‘Frankenweenie’ era un capricho personal, un homenaje al mediometraje de 1984 que lanzó a la fama al friki y estrambótico cineasta californiano. 

El punto de mira de esta cinta recae en la relación establecida entre Victor, un retraído muchacho amante de la ciencia, y su amado perro Sparky. Una relación rota por un fatal acontecimiento del destino. Sin embargo, ya saben, lo importante no es el problema, sino cómo solucionarlo. En ello anda el introvertido chiquillo. 

Película nostálgica y evocadora de los tiempos pasados. Además de brindarnos un universo visual del todo cautivador, el viaje hacia la niñez emprendido por Tim Burton supone un sentido homenaje a la amistad verdadera, iconizado todo ello en la preciosa canción de Karen O. Gustará si no esperan encontrar en ella una obra maestra. 

7/10 

‘The paperboy’. Fatigosa.

ThePaperBoy_24x40.inddNo pierdan el tiempo con ‘El chico del periódico’, no merece la pena. Puede que el argumento les incite a verla, resistan. No se dejen engatusar por Nicole Kidman, aunque ésta haga un papelón puesto al servicio de la nada. Hagan caso omiso a lo de «drama sureño», pues esta cinta anda muy lejos de los mejores dramas sureños. Tampoco atiendan al reparto, olviden que salen en escena John Cusack, Matthew McConaughey o Scott Glenn. Ni esperen encontrar en Lee Daniels, sí el director de ‘Precious’ (2009), a un cineasta que confirma su talento para esto del cine.

Batiburrillo sin sentido. Salvamos la fotografía de Roberto Schaefer, pero… ¿y qué? Una historia descabezada que deambula sin rumbo fijo. A ratos vibrante, a ratos pesada. No termino de verle la coherencia a esta narración, salvo que por coherencia entendamos el lucimiento de bíceps y pose que se marca Zac Efron. En fin, demasiado para mi.

4.5/10 

‘Argo’. El lado cualitativo de la barbarie.

argo-posterMe alegré al ver que Ben Affleck conseguía los dos Globos de Oro más importantes de la última edición, pues ‘Argo’ era la triunfadora de la noche al llevarse los galardones de mejor película dramática y mejor director. Casi nada. Digo lo de alegrarme porque es un tipo que desde que cogió las riendas de la dirección no ha defraudado a nadie. ‘Gone baby gone’ (2007) era una ópera prima demoledora, un mugriento y escabroso paseo por las periféricas calles de Boston. Más de lo mismo sucedía con ‘The town’ (2010), una verdadera obra maestra en la que el cineasta ya demostraba que lo suyo no era fruto de la casualidad. Y apenas dos años después nos topamos con la cinta que aquí nos atañe: ‘Argo’.

Brillante relato, cargado de nervio y pujanza, que consigue inquietarnos la velada. Me ha gustado el énfasis puesto en el aspecto cualitativo de la barbarie, en el sufrimiento de esos desgraciados que no conseguían ver la luz al final del túnel. Por momentos angustiosa, el pulso se nos acelera al compás marcado por el ritmo in crescendo de Ben Affleck. Éste simplemente nos ha contado una anécdota, al fin y al cabo, dentro de lo que fue la revolución del Ayatolá Jomeini en Irán. La gracia del asunto es el cómo ha sido contada. Precisión, oficio y tensión. 

En fin, una película con poso. Un thriller político cautivador, de intachable factura técnica, bien escrito y magistralmente dirigido. Además, tiene la suerte de contar con un plantel de secundarios (Bryan Cranston, John Goodman, Kyle Chandler, Alan Arkin) de auténtico escándalo. ¿Quieren sentir lo que es ser diplomático allá donde no cabe la diplomacia? Entonces, pasen y vean.

8.5/10

‘Silver linings playbook’. Sombras, tinieblas, fantasmas… sonríeles.

posterPequeña nota al pie: cuando una película está nominada en las ocho categorías más importantes de los Oscar (película, director, actriz, actor, guión, actriz secundaria, actor secundario y montaje), generalmente significa que hablamos de un material de calidad, de una cinta que merece la pena ser vista. 

Es lo que ocurre con ‘Silver linings playbook’, un efusivo alegato en pro del optimismo y la vitalidad. Mantener una actitud positiva ante todo, pues nunca se sabe qué sucederá, parece querer contarnos David O. Russell, padre de la criatura. El cineasta tiene la suerte de poder contar con Bradley Cooper y Jennifer Lawrence, quienes rayan la perfección al encarnar a esos dos moribundos del amor en esta comedia dramática con trasfondo romántico.

Ellos son dos náufragos que andan con el corazón roto, plenamente desangelados, atormentados por un pasado reciente del que no consiguen escapar. Él no logra borrar de su mente esa puñetera canción que sonaba el día de su boda y… el día que descubrió a su mujer con otro tipo en su propia ducha. Ella ahoga las penas con el primer espabilado que se le cruce, expuesta a que las hienas se aprovechen de su debilidad. Todo cambiará cuando un buen día se encuentren por casualidad, el uno con el otro, iniciando así una bonita relación que les valdrá, a través de la ayuda mutua, para encontrar nuevamente el camino.

Puede que sea por la sencillez de la propuesta. Puede que sea por lo bien hecha que está. Puede que sea por brindarnos una de las escenas más bonitas del año cuando suena mi canción preferida de Bob Dylan. Puede que sea por el recital dado por Jennifer Lawrence, actriz predilecta desde ‘Winter’s bone’ (2010). Puede que sea por los plácidos domingos con la familia. Puede que sea porque cuenta con un secundario de altura como es Robert De Niro. Puede que sea porque un 5, al fin y al cabo, no está tan mal Puede que sea por la colorida explosión de sentimientos, tristezas y alegrías que aquí nos deparan. No tengo muy claro cuál es la razón, sólo sé que esta película me ha gustado, y mucho. 

8.5/10 

JENNIFER LAWRENCE and BRADLEY COOPER star in SILVER LININGS PLAYBOOK

‘A river runs through it’. Intimista.

el-rio-de-la-vida«Rara vez podemos ayudar a los que tenemos más cerca. O bien porque no sabemos que parte de nosotros mismos dar o, más probablemente, porque la parte que podemos dar no es requerida. Son aquellos seres queridos que mejor deberíamos conocer quienes se nos escapan. Pero debemos seguirles amando. Podemos amar totalmente sin entender completamente«.

Esto es ‘El río de la vida’. Dirigida en 1992 por Robert Redford, es una película que solo por su fotografía, por cómo ésta plasma la natural belleza de la Montana de los años veinte, ya merece la pena. Pero hay mucho más, hay un sutil sentimentalismo envolviendo cada fotograma de esta cinta.

Es una historia sencilla, pero íntima. De hecho, es la historia del propio Norman MacLean, profesor de literatura que a la vejez decidió echar la vista atrás y despojarse de sus más profundos sentimientos en una novela autobiográfica que poco después sería llevada a la gran pantalla.

No busquen una obra maestra aquí, porque no la van a encontrar. En ella tan solo encontrarán un trozo de vida, un retal de sentimientos, una porción de amor. Encontrarán, en esencia, las palabras que abren esta entrada. Y un río, un sempiterno río cargado de encontrados recuerdos.

7.5/10 

‘Django unchained’. Placentera extrañeza.

django_unchained_ver8_xlgEl mejor Quentin Tarantino, probablemente, nunca volverá. Hablo, por supuesto, de su obra temprana. Hablo de ‘Reservoir dogs’ (1992), ‘True romance’ (1993), ‘Pulp fiction’ (1994) y ‘Jackie Brown’ (1997). Cintas en las que el autor se sumergía en las entrañas del universo gangsteril moderno de un modo tan peculiar como placentero.

Aquello ya forma parte del pasado. Ahora, el de Knoxville se divierte haciendo cosas como ‘Django unchained’, un spaguetti western que ha cogido descolocado a más de uno y de dos.  ¿Cuántos años hace que sepultaron al susodicho género?, se preguntan muchos. Pues sí, Tarantino funciona con dinámica propia, es punto y aparte. Sigue, por tanto, la corriente iniciada por ‘Kill Bill’ (2003) y seguida por ‘Inglorious bastards’ (2009), en la que uno percibe la sensación de que el cineasta simplemente da rienda suelta a sus caprichos.      

El universo tarantinesco de diálogos memorables, escenas estrambóticas y violencia al por mayor, no defrauda al público. ‘Django’ contiene la esencia de su cine y, además, cuenta en el cartel con Waltz y DiCaprio, dos titanes que brillan con luz propia. Servida a través de una factura técnica intachable, lo cierto es que esta historia de amores esclavos consigue combinar distintos palos dando como resultado una singular melodía. Una extrañez más que degustar. En fin, Tarantino.

8/10

‘Narc’. Miserias policiales (II).

narcA Joe Carnahan poca gente lo conoce. Normal, pienso, pues tampoco es un cineasta que raye lo excelso. Sin embargo, el tipo podrá contarle a sus nietos, entre otras cosas, que fue él quien escribió la notable ‘Pride and glory’ (2008), y que un buen día la crítica mundial lo ensalzó al parir la obra que aquí nos ocupa: ‘Narc’.

El centro gravitatorio del film no es otro que la fatalidad y la desgracia que envuelven a esas personas que integran las brigadas de narcóticos y antivicio. Las miserias, en definitiva, que acompañan a quienes viven en primera línea de combate, entre el bien y el mal. Es difícil identificar un atisbo de felicidad en el mundo ideado por Carnahan. Su cámara desentraña, de un modo tan pausado como hiriente, la delgada línea que separa la legalidad de la ilegalidad (con todas las consecuencias morales, familiares, personales, que ello supone), sirviéndose de una correcta intriga para cumplir con tal cometido.

En fin, quien esté dispuesto a visionar ‘Narc’ ya sabe lo que va a encontrar: un sórdido viaje hacia las tinieblas. Película que posee calidad y oficio. No es James Gray, pero es lo más parecido que uno puede encontrar en la actualidad. Notable.

7.5/10 

‘The sessions’. Amor, sexo, poemas y confesiones con el sacerdote.

The-Sessions-posterMark O’Brien es un tipo que a sus 38 años de edad ha decidido perder la virginidad. Le importa poco el hecho de ser tetrapléjico, o el detalle de no poder respirar más de tres horas por cuenta propia. «A vivir que son dos días», se dice a sí mismo este carismático hombre. Ahí, tal como suena, radica el motor de combustión de esta vitalista historia que se sube, en cierto modo, a la ola impulsada por ‘Intouchables’ (2011).   

Nadie duda de que estamos ante una buena película que posee carisma, ilusión y sentimiento a raudales, pero a la que le falta cierta ambición. Pese a contener grandes momentos y acertados diálogos, el guión de Ben Lewin no consigue atravesar la superficie y pulir una obra plena. Quizás tampoco era ese el objetivo marcado. Quizás la línea a seguir era elaborar una sencilla historia que merecía tanto ser contada como escuchada.

El verdadero pilar de la cinta es John Hawkes, actor predilecto desde que lo conociera en ‘Winter’s bone’ (2010), al interpretar a ese tipo que un buen día decidió echarle un pulso a la vida. No conviene desdeñar, sin embargo, a titanes de la interpretación como Helen Hunt o William H. Macy. En fin: amor, sexo, poemas y confesiones con el sacerdote, ahí reside la clave de bóveda de esta optimista historia.

7.5/10 

‘Beasts of the southern wild’. Hushpuppy.

No nos dicen que esto es Nueva Orleans, pero lo parece. Tampoco cuentan que enclavamos nuestra atención en el sur más profundo de los Estados Unidos, alejados de grandes ciudades y tecnología puntera, pero también nos da esa sensación. Pocos hablan de que esta obra podría estar firmada por el mismísimo Jeff Nichols, y es que el Apocalipsis parece cercano. El húmedo Sur se ahoga. El deshielo se materializa, las aguas suben y al egoísta Norte nada de ello parece importarle. Poco les importa que Huspuppy vaya a perder su hogar, su familia y su niñez.

La narrativa de Benh Zeitlin, ayudada por la fotografía de Ben Richardson, está impregnada por un tono de fantasía, propio de la niñez, que sirve para endulzar una historia que en sí resulta sencilla: desentrañar la forma de vida de un grupo de personas que decidieron vivir a su manera en los inhóspitos paisajes que brindaba el sur salvaje. ¿Derrotados? ¿Fracasados? ¿Aventureros? Quién sabe. Viven alejados del sistema, impulsados por otras normas y valores, luchando estoicamente por mantenerse felices en un estado, podría decirse, de naturaleza cuasi plena. Y de entre ellos, de entre todos esos renegados o excluidos del sistema, destaca una pequeña niña: Hushpuppy. A través de sus ojos, de su pensamiento, de sus ensoñaciones y, sobre todo, de su inocente corazón nos adentraremos en un mundo en el que la lírica sí tiene cabida.

Bonita película, en definitiva. Un drama tejido con esmero, consiguiendo una sinergia perfecta entre la realidad y la fantasía, que esconde en sus adentros, como tesoro más preciado, una de las relaciones paternofiliales más estrambótica, lúcida y emotiva que se ha filmado a través de una cámara de cine.

8/10 

foto-bestias-del-sur-salvaje-18-029

‘People like us’. Le sobra corazón.

PeopleLikeUsposterInteresante película la aquí brindada por el novel director Alex Kurtzman. Fogueado hasta la fecha en la escritura de guiones de acción y ciencia-ficción (p.ej. ‘The island’ 2005), da por fin un cambio absoluto de registro para elaborar una sentimental historia titulada ‘People like us’.

En tal aventura se rodea de un acertado reparto en el que brilla con luz propia el dueto conformado por Chris Pine y Elizabeth Banks. Les acompaña una delicada Michelle Pfeiffer, pilar fundamental en esta historia de desdichas y desesperanzas. Con todo,  el fresco está adornado por unos precisos diálogos que remarcan sutilmente cuestiones como el quiénes somos, dónde vamos y, sobre todo, cómo lo hacemos. 

Sorprende el escaso recorrido en taquilla de esta película, así como la indiferencia que ha generado entre la crítica. Digo lo de sorpresa porque a mí me ha gustado ‘Así somos’. Me parece un relato conmovedor, humano y plenamente emotivo. La esencia del mismo es un canto al calor familiar, aunque Kurtzman no se queda ahí y va más allá, pues en realidad hablamos de un canto abierto a las bondades del corazón.

7.5/10