El relato benevolente y doctrinario de Charles Dickens acerca de cuál es el significado de la Navidad cogía forma esta vez a través de las palabras e imágenes ideadas por Robert Zemeckis, quien desplegaría una vez más (tras el “Polar Express”) su particular poderío visual.
El avaro, codicioso y gruñón capitalista, hablamos de Ebenezer Scrooge, pronto recibirá la visista de los tres espíritus de la Navidad y entenderá que la vida no debe desperdiciarse entre números y ganancias, que hay mucho más aparte de eso: la familia, la alegría, la benevolencia, la calidez, el amor y tantas otras notas que hacen alcanzar a uno ese estado de felicidad tan natural, espontáneo y plácido que no necesita sustentarse en cuestiones materiales para pervivir.
Un cuento acaramelado y cargado de crítica social que nos transporta al Londres del siglo XIX, a una sociedad marcada por las desigualdades y en la que el fantasma del comunismo de Marx arreciaba con más fuerza que nunca, para recordarnos que la Nochebuena puede ser un buen momento para reflexionar acerca del sentido de nuestras vidas. En fin, atinada postal navideña.
7/10