‘Please give’. Sencillo y mundano fresco.

Antes de nada conviene aclarar un aspecto primordial de esta cinta: Catherine Keener, Rebecca Hall y, en menor medida, Amanda Peet y un siempre acertado Oliver Platt, reunidos todos en el mismo cartel, son la excusa ideal para que pagues una entrada de cine (por desorbitadas que estén) o, al menos, le dediques un mínima parte del interés de tu vida (creo que son 94 minutos) a su visionado.

Ése es el anzuelo. Defraudar, no defraudan. Es una película de actrices, rallando lo excelso, como casi siempre, Keener y destacando por encima del resto una pujante Rebecca Hall, quien ya ha roto las salas de cine esta temporada con la magnífica ‘The town’ (2010). El derroche artístico del reparto acaba siendo, para su desgracia, eso, un derroche. Todo está puesto al servicio de una historia, entrelazada por Nicole Holofcener (también directora), demasiado sencilla. Aspectos tan mundanos como la soledad, la hipocresía, la solidaridad, el resentimiento, el desasosiego, la infidelidad y demás cosas son retratadas a través de la variedad de personajes. Es un fresco en el que se interconectan una parte de las múltiples y complejas variantes a las que da lugar la vida humana, teniendo como eje rotor de todo ello el simple corazón, con sus latidos, con sus impulsos y con los movimientos en los que, al fin y al cabo, desemboca.

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