‘Star wars. Episode III: Revenge of the Sith’. El lado oscuro de la fuerza.

Bueno, pues el maestro George Lucas cerraba su trilogía inicial (que no original) con este tercer y oscuro episodio. El universo esclarecedor que antecedía al mundo mostrado en los sagrados episodios IV, V y VI, quedaba culminado aquí a través de una fascinante y pirofantástica historia, la mejor de la trilogía moderna.

A través de ‘Phantom menace’ (1999), presenciábamos como la cálida y democrática República Galáctica, era puesta en jaque por la invasión de Naboo a manos de la Federación de Comercio, puesto al servicio de Lord Sidious. Sin embargo, los maestros jedis Gonn-Li y Obi-Wan conseguían solventar, junto con la ayuda de Padmé Amidala, el problema creado. El Senado, siempre endeble y rígido en sus decisiones, pasaba a ser controlado por Palpatine. Era en ‘The attack of the clones’ (2002), la entrega más floja de la saga, cuando todo comenzaba a teñirse de tinieblas. La investigación de Obi-Wan le llevaba a descubrir la creación de un ejército clon al servicio de la República. ¿Pero quién dió la orden de su creación? Todo apuntaba al siniestro Lord Sidious. Mientras, en el corto plazo, estallaba un conflicto civil debido a un movimiento separatista, y su ejército droide, impulsado por el Conde Dooku. La República se resquebrajaba.

Y es aquí, en ‘Revenge of the Sith’ (2005), cuando todo se desploma, se torna oscuro y siniestro. La República ya está en plena guerra civil. El ejército clon junto con los jedis, fieles al régimen democrático, luchan frente al ejército droide de los separatistas en todos los puntos de la galaxia. Sin embargo, un plan perverso hay en el fondo: la figura de Lord Sidious va a ser mostrada, su estrategia, hasta ahora semioculta, se vuelve explícita. Esto es el lado oscuro de la fuerza, el punto más lúgubre de la saga.

Obra maestra la aquí ingeniada por George Lucas. Supone el broche perfecto para poder disfrutar de la trilogía original, sabiendo, ahora sí, todos los resquicios existentes previamente a la creación del Imperio dominado por Darth Vader. La mutación de Anakin rompe el corazón de Amidala, y más aún de Obi-Wan. «Al exilio me veo obligado», afirmaba Yoda. Así es, son malos tiempos para la República, para la democracia y para los jedis. Es la hora del Imperio, la fuerza del lado oscuro, representada en los Sith, ha salido victoriosa.

9/10 

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