‘True crime’. Reloj no marques las horas

Clint Eastwood ya lo tenía todo hecho en el mundo del cine. Aún así, en la década de los noventa, decidía mutar de pieles, reinventarse a sí mismo. Su afán por no convertirse en un dinosaurio que se arrastrara por las pantallas de cine, le iba a llevar a ser considerado, gracias a su larga trayectoria y a su nueva faceta como director de auténticas obras maestras (véase, por ejemplo, ‘A perfect world’), uno de los mitos del séptimo arte.

Una prueba menor de ello sería la película que aquí nos distrae, ‘True crime’. Digo lo de menor a pesar de que la crítica la encumbró tan rápido como le fue posible, dado que parece que la moda actual es etiquetar cualquier trabajo de Eastwood con palabras tales como «obra maestra». En cualquier caso, el cineasta combina el carisma del personaje principal (interpretado por él mismo), y los sensacionales diálogos que acompañan a éste, con una  intriga bien pulida que consigue cautivar al espectador. Da pie a una atmósfera sobrecogedora, donde uno puede palpar, de inicio, la tensión latente para luego, poco a poco y conforme avanza el minutero, acabar agobiado de verdad. Ahí reside su mejor baza. En su contra tiene la sensación de transmitir cierta blandura al rodear la temática del reo en el corredor de la muerte, como buscando de un modo un tanto forzado la lágrima en el espectador. El toque de sirope postrero tampoco es oportuno, por no entrar a cuestionar el grado de «veracidad» que irradia esta historia y la premura con la que se trata una investigación tan vital.

Con todo, si uno hace sumas y restas, acabará por concluir que ‘Ejecución inminente’ es una película de calidad, un entretenimiento de altos vuelos. Notable película del maestro.

7.5/10 

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