‘[•REC]³ Génesis’. Original comedia.

Franquicia establecida. Sin la presencia del fantástico Jaume Balagueró en el cartel principal, los mandos de la nave quedan a cargo de Paco Plaza para esta tercera entrega de la saga. Tampoco está Manuela Velasco ni la mítica finca barcelonesa. Resitúense, estamos de boda y ahora la protagonista es Leticia Dolera. ¡Cuidado! No lo hace nada mal. 

Un prólogo original, al que solo podemos achacarle la ausencia de «Paquito el chocholatero» entre su repertorio musical, antecede a un núcleo duro en el que los gritos, mordiscos y carreras alocadas ya no son lo que eran. ¿El suspense? No lo busquen porque no lo encontrarán. Se remata la obra con un toque gore, a la par que acaramelado, tan estrambótico como preciso.

Solventada con oficio, la película dista mucho del nivel de terror fijado cinco años atrás con ‘Rec’ (2007). Ahora, todo se torna más caricaturesco. La inquietud y el terror son sustituidos por la hemoglobina y la comedia. Su misión no va más allá de amenizar la velada al espectador durante el breve lapso de tiempo que suponen 75 minutos. Lo consigue, por supuesto.

6/10

‘From dusk till dawn’. Titty twister.

Tarantino ya tenía caché cuando se lanzó, de un modo tan gamberro, a escribir/estrenar ‘Abierto hasta el amanecer’. Había mostrado sus dotes con ‘Reservoir dogs’ (1992), nos había dejado alucinados con el guión de la mítica ‘True romance’ (1993), y ya formaba parte de la historia del cine por la excelentísima ‘Pulp fiction’ (1994). Era el año 95, y tocaba divertirse. Sí señor, y qué mejor colega que un tal Robert Rodríguez para conseguir tal cometido por cuenta doble: ‘Four rooms’ y la obra que aquí nos ocupa. La fiesta la pagaron los hermanos Weinstein (por la vía Miramax) y los chicos de A band apart (Lawrence Bender, además de los coautores de esta cinta), engalanándola, hablando de reparto, con el feo de Tarantino, un tal George Clooney (aún no era el galán del nespresso), valores consagrados como Harvey Keitel o Juliette Lewis, sin olvidar al mítico Danny Trejo ni a la incendiaria Salma Hayek.

Hay dos partes claramente diferenciadas en esta película, y México ejerce de frontera entre ambas dos. Una, la primera, me gusta mucho. La lógica que marca el ritmo no es otra que la huida de los reos (con secuestro incluido) hacia la libertad (entendida, por nuestros protagonistas, como una farra crónica). De un modo u otro, el prólogo está en el top10 del cine americano de los 90. Es el momento culmen, así de inicio, de las fechorías de los hermanitos. Pero no conviene olvidar la magistral interacción entre los criminales bravucones y la familia del reverendo (sí, la tensión sexual enfermiza entre Tarantino y Lewis es de lo mejor de la cinta). Luego, pasada la vibrante escena de la frontera, viene la segunda parte: México, el desierto y ‘La teta enroscada’. Ojito porque aquí tienen una de las cintas, con vampiros de por medio, más fresca, alocada y divertida que ha parido Hollywood en su larga vida (gracias a los Weinstein por meter su dinero en esta barbarie argumental). El baile de la Hayek es el preliminar idóneo para abrir el apetito ante la cascada fanfarrona, chulesca, colmillera y sanguinolenta que inunda nuestra atención.

En fin, admitiendo cierto grado de sobrevaloración por mi parte, he de reconocer que ‘From dusk till dawn’ es uno de los híbridos (road movie, comedia, thriller, acción, terror) más gratificantes que yo haya visto nunca. Eso sí, no le busquen la profundidad ni la reflexión a la cinta, porque no la encontrarán. En su lugar tienen oficio, tensión, clase, ingenio, espectáculo, diversión y entretenimiento a raudales. Forma parte del Club.

8/10

‘Ghostbusters’. Clásico básico.

Veamos, admito por completo que tengo a esta película totalmente sobrevalorada. Dicho esto:

Una bibliotecaria grita aterrada. Algo extraño está agitando y moviendo los estantes más polvorientos de la biblioteca… es un viscoso y verde fantasmita !! Ya tenemos la carta de presentación idónea. A partir de ahí… tres parapsicólogos chiflados y desempleados, los geniales Bill Murray, Dan Aykroyd y Harold Ramis, que no tendrán otra ocurrencia que montar su propio negociete: cazar fantasmas.

El mítico edificio neoyorquino, con su barandilla y su estrafalario coche de empresa, «el ecto-móvil». La despreocupada secretaria (Annie Potts). Los desmaterializadores y los contenedores (se notan los años en tema de efectos). El ayudante contratado, Ernie Hudson (faltaba un cuarto en discordia). La primera cliente, una Sigourney Weaver en plena forma. El vecino de ésta, el bajito tontorrón y simpático Louis Tully, interpretado por el mítico Rick Moranis.   El idilio de Murray y Weaver. Palabras como «ectoplasmáticas» que forman ya parte de la historia del cine. El ecologista borde, y los fantasmas sobrevolando New York. El Maestro de las Llaves y la Guardiana de la Puerta.  Nubes y truenos que se ciernen sobre la capital del orbe. Y cómo no… el muñequito de los Marshmallows !! Por no hablar de la pegadiza sonoridad del tema compuesto por Ray Parker Jr.

En fin, clásico ochentero indispensable en cualquier estanteria, con alma de filmoteca personal, que se considere digna. Forma parte del club.

8/10