Qué decir sobre… «12 years a slave» (2013)

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Dirección: Steve McQueen

Guión: John Ridley

Fotografía: Sean Bobbitt

Música: Hans Zimmer

Montaje: Joe Walker

Reparto: Chiwetel Ejiofor, Lupita Nyong’o, Michael Fassbender, Adepero Oduye, Brad Pitt, Sarah Paulson, Paul Dano, Benedict Cumberbatch, Paul Giamatti, Scoot McNairy, Quvezhané Wallis

«Roll Jordan roll»

La esclavitud contemporánea llega a las salas de cine de la mano del británico Steve McQueen. Una de las mayores vergüenzas de la humanidad puesta sobre el escaparate por un cineasta sin complejos ni mesura. El relato gravita en torno a la figura de Solomon Northup, un hombre libre que por codiciosas circunstancias terminará siendo, a mediados del siglo XIX, un esclavo más en territorio estadounidense, otro nigger con el que las sucias manos blancas podrán juguetear a su antojo.

Las miserias que acompañan a la condición del esclavo son trazadas con pulso firme a lo largo de este relato. Todo me resulta truculento, asqueroso, infame. El recital dado por Chiwetel Ejiofor, encarnando con absoluta naturalidad no solo la tristeza que acompaña a su personaje sino también la estoica lucha por sobrevivir, se combina con la eterna agonía de Lupita Nyong’o (Patsey) y la desgarradora pena de Adepero Oduye (Eliza) para explicitarnos la atroz existencia a la que se enfrentaron millones de infelices y desgraciados que, por un motivo u otro, terminaron sometidos a los sangrientos dictados del sistema (capitalista). 

El lado cualitativo de la sinrazón también lleva aparejado a un buen puñado de esclavistas. El aberrante salvajismo y la repulsiva codicia toman forman en las figuras de Scoot McNairy, Paul Giamatti, Benedict Cumberbatch, Paul Dano o Sarah Paulson. Entre toda esta fauna de sinvergüenzas destaca un nombre en especial, Michael Fassbender. Cada vez que sale en escena conquista nuestra atención. Es un actor colosal que transmite sin esfuerzo alguno la terrible y «civilizada» crueldad a la que debe dar vida. Logra representar así la demencial idiosincrasia de su personaje, contribuyendo a pincelar el infierno terrenal que sin ambigüedades ni reservas se nos expone en 12 years a slave.

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La película está muy bien resuelta. Elaborada sin fisuras ni flaquezas. Transmite sensación de grandeza. Difícil ponerle un pero a la factura técnica y artística aquí presentada. Además, los defectos que acompañaban a la narrativa de McQueen en Hunger (2008), prácticamente se han difuminado a lo largo de este metraje. El cineasta va modelando así las muchas virtudes que posee, dejando a un lado la pedantería y acomodando su talento por una vía más convencional para disfrute de los espectadores.

Un relato histórico digno de ver. Un monumento a la libertad lleno de coraje que le hace justicia a todas las personas que vivieron en tan humillantes e inhumanas circunstancias. Es, en definitiva, uno de los mayores regalos que nos ha brindado el cine recientemente. Recomendable.  

8.5/10        

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