Hay un tío muy malo, el padrastro. Es un asesino en serie que busca familias rotas, las cuales encuentra de ligoteo en el super, para “recomponerlas” y acabar cepillándose a todo dios. Luego se marcha y ya no lo vuelven a ver, pues nunca deja rastro. Esa es la historia. Lo malo, que no hay terror, ni tensión. Un poco más, y se les olvida hasta matar a alguien. La peli no tiene chicha. Bueno, hay que decir en su honor, que los dos primeros minutos del film cumplen.
En sí, se podría resumir como un producto que únicamente busca que se luzca la rubia cachonda de turno y el cachas guaperas correspondiente en la piscinita de la casa. Es de lo único que te acuerdas. Película mala, rozando la bazofia. Un insulso remake con el que más de uno habrá destrozado su potencial carrera artística. En definitiva, 100 minutos de penitencia. Podrían, al menos, haberse ahorrado unos veinte, así hubieran evitado la somnolencia. No la vean.