‘The yards’. Welcome home Leo.

The yards’, como fue titulada en su versión original, suponía la segunda obra en la filmografía de James Gray, uno de los cineastas con más pedigrí dentro del panorama actual. En esta ocasión, y tras haber irrumpido seis años antes con ‘Little Odessa’ (1994), el excelente autor retrataba las andanzas de un ex reo, Leo, que volvía al barrio, a casa, abandonando la oscuridad y viendo la luz al final del túnel (gran primer plano).

En su vuelta al hogar, la ansiada reinserción social que él buscaba no será fácil. Su entorno familiar, en especial su madre, querrá que siente cabeza, dando un respiro a su frágil corazón. Así lo verá su tía, la hermana de su madre, y su prima hermana. La familia, objeto de focalización dentro del cine de Gray, no será dejada de lado. Sus dilemas, sus dolores, su amargura. Todo será expuesto. Leo, para pena de su madre, pronto volverá a regentar las compañías de sus viejos amigos, extorsionadores y maleantes de tres al cuarto, al tiempo que se dejará cautivar por la dulce llamada de su tío político, Frank, un empresario de la industria ferroviaria, y del asalariado de éste, su mejor amigo Willie. Una compañía, como comprobaremos en cada plano, nada recomendable para volver al buen camino.

La temática del film no se aleja de los rasgos característicos de James Gray. En sus historias siempre encontramos a un anónimo de ese barrio al que tanta pasión tiene el cineasta. Encontramos un alma perdida que busca encontrar su camino, con las aflictivas relaciones familiares, con un amor desgraciado y doloroso (en esta ocasión, muy particular), todo siempre envuelto en un contexto turbio. Una turbiedad materializada, en esta ocasión, en el mundo de los ferrocarriles, de las estaciones de trenes, del oscuro negocio que hay en torno a ellas. Corruptelas desatadas entre empresarios y políticos sirven como envoltorio ideal para la acción de nuestro chico, de Leo.

James Gray nos vuelve a malacostumbrar con su particular y personal elegancia visual. Su estética es inconfundible, impregnando con sus juegos de claroscuros cada plano de esta versionada historia de Terry Malloy, aquel rudo delator interpretado por Marlon Brando en ‘La ley del silencio’ (1954), quien esta vez es encarnado por Leo, un tipo seco y frío que luchará contra las hienas del barrio, tratando de dejar de ser carne de cañón, buscando el buen camino. Película con una ambientación que roza la perfección y una historia conmovedora cargada de un pasado gris, un presente tan bondadoso como doloroso y un futuro esperanzador. A ello hay que añadirle la maestría en el momento de dirigir a los actores, grandes actores de la talla de Joaquin Phoenix, Mark Wahlberg, James Caan, Ellen Burstyn, Faye Dunaway o Charlize Theron. Todos, todos están espléndidos en esta gran película.

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