‘Leaving Las Vegas’. Vivir muriendo.

leavinglasvegas«Just stay». 

En 1995 Mike Figgis sorprendía a todos con esta sensacional obra. Hablamos de ‘Leaving Las Vegas’, una película cargada de sinsabores que supo transmitir con alto grado de realismo toda la amargura que contenían las palabras de esta historia.

Imagino que a Ben Sanderson la vida se le torció un mal día. Ya ni siquiera recuerda si comenzó a beber porque su mujer lo dejó, o si su mujer lo dejó porque comenzó a beber. Sólo sabe una cosa con plena certeza: quiere despedirse de este mundo. Quiere beber hasta morir, y ha decidido hacerlo en la ciudad de Las Vegas. Todavía no sabe, cuando tome dicha decisión, que pronto conocerá en la capital del derroche y el vicio a una mujer muy especial, a Sera.    

La derrota siempre ha tenido un punto poético. Todo depende de cómo uno la quiera enfocar. En este caso, Mike Figgis consigue impregnar al romance dado entre las dos almas errantes que componen este puzzle de un lirismo especial. Nunca Nicolas Cage ha estado tan fabuloso como lo está en ‘Leaving Las Vegas’. Y pocas mujeres realizaron en la década de los noventa una interpretación a la altura de Elisabeth Sue encarnando a esa triste prostituta.

Poesía del dolor. El amor surgido entre los solitarios Nicolas Cage y Elisabeth Sue, un alcohólico decidido a morir y una prostituta jamás amada, transmite ese poso de amargura que siempre contienen las mejores historias crepusculares.

8.5/10

‘Klute’. Pese a todo, sosa y aburrida.

Klute es un buen policía de Pensylvania, enredado ahora, en las aceras de New York, en busca de un viejo amigo desaparecido desde hace tres años. Su única pista: unas cartas que conducen a una prostituta con la que, al parecer, mantuvo una relación muy profesional.

En fin, Pakula comenzaba a labrarse un nombre en el mundo cinematográfico con esta cinta. Técnicamente la cinta es más que correcta. Además, cuenta, en su cartel, con nombres que portan pedigrí artístico. Pero, a mí gusto, ‘Klute’ me parece, para la temática tratada, sosa y aburrida. La cara de gato asustado que pone, en cada plano, Donald Sutherland, no contribuye a mejorar la situación. Además, uno acaba hasta el gorro de los problemas (personales) de Jane Fonda.

Todo es tan pausado que cuando llega el clímax final, en teoría agónico y asfixiante, uno sólo puede esforzarse porque sus párpados aguanten, un poco más, abiertos. Historia, servida a fuego lento (casi al mínimo), que se zambulle en una investigación, de primera mano, atractiva. Las inquietantes llamadas telefónicas, unas cartas horripilantes, un paradero desconocido, la sensualidad de Fonda, la noche neoyorquina, tan crispada y peligrosa. Sin embargo, ni la investigación consigue cautivar mi atención, ni la historia de amor entre Fonda y Sutherland toca mi fibra sensible. ‘Klute’ no estaba hecha para mí.

6/10

‘Lilja 4-ever’. Hiriente realidad.

A Lilja, el sueño americano le duró bien poco. Tanto como tardó su madre en abrirse de piernas con el primero que pasaba por allí, y dejarla tirada a élla, sin América, sin madre y sin dinero. La vida no fue justa con élla, nunca.

Ese ángel de la guarda al que tantas plegarias dedicaba, parecía haberse olvidado de la pobre Lilja. Nacida y criada en un barrio moribundo, de una ciudad moribunda, y en un país moribundo, estaba predestinada a la miseria. Tanto, o más, que Volodya, su fiel amigo y verdadero ángel de la guarda. De espíritu inocente, el mundo la devoró salvajemente.

Engañada y maltratada, su calamitosa existencia ha sido narrada, sin tapujo alguno, por Lukas Moodysson, quién, con este hiriente retrato, nos fuerza a abrir los ojos, denunciando una oculta realidad, hurgando en la herida y humillando a nuestras acomodadas conciencias.

8.5/10  

‘The girlfriend experience’. Nuevo patinazo de Soderbergh.

Sasha Grey, una consagrada actriz del mundo porno, daba el salto con ‘The Girlfriend Experience’ a un tipo de cine, digamos, más convencional. Aunque todo sea dicho, esta cinta incita al morbo antes de su visualización, pues la coges con ciertas expectativas de película maldita. En realidad, más allá de la curiosidad de que esté protagonizada por la susodicha actriz, la película no tiene nada de especial. Soderbergh le da a la voz en off un protagonismo esencial, relatando a modo de diario las andanzas de esa puta de lujo con sus clientes (generalmente peces gordos del mundo financiero), al tiempo que nos muestra lo conflictivo de mantener una relación sentimental seria con un novio estándar. Sin embargo, nada resulta cautivador.

Se amontonan los clientes, nos empapamos de vestidos caros y vemos alguna que otra discusión entre los novios. Todo parece muy superficial, liviano. No me identifico con las supuestas penas o problemas de esa mujer, en el caso de que los tenga (habría debate en torno a esto), ni me interesa en demasía su forma de vida, relatada ésta de una manera ciertamente sosa. Tampoco capto muy bien el papel del novio en esta historia. Hay bastantes faltas de conexión. En definitiva, fallido producto de un cineasta que ya ha demostrado, con creces, que tiene madera para ser uno de los grandes. No obstante, sigue empeñado en hacer cositas, experimentales o no, que conforme las ves, las olvidas.