‘Old school’. Gamberra y eterna juventud.

Mitch trabaja como abogado de una importante firma. Felizmente casado, asume con gusto los avatares propios de la clase media estadounidense. Buen trabajo, casita en barrio residencial y una suficiencia económica que le permite darse un capricho de tanto en tanto. Todo, todo se le viene abajo cuando descubre a su mujer, tremenda aparición de Juliette Lewis, en una faceta del todo inesperada. 

La regresión propuesta por Todd Phillips, desde la estabilidad treintañera a la efervescencia colegial,  es un canto a la eterna juventud, entendida ésta como sinónimo de fiesta desenfrenada, gamberrismo variado, espíritu incívico y libertinaje sexual. Un cocktail ya conocido y saboreado, servido a través de tres personajes carismáticos y dispares entre sí como son aquellos a los que dan vida Luke Wilson, como eterno romántico, Vince Vaughn, en funciones de instigador maléfico, y Will Ferrel, simplemente Frank «El Tanque».

‘Old school’ no cogerá por sorpresa a nadie. Sucesora en tiempo y forma de ‘Road trip’, sirve para abrir el camino a la franquicia ‘The hangover’. Un trámite necesario que a más de uno gustará, consolidando la firma y estilo de uno de los cineastas más en forma del panorama actual.

7/10   

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