‘Biutiful’. Desorientado.

Esta cinta tiene la peculiaridad de ser la primera obra de Iñárritu después de su divorcio artístico con el brillante guionista (y ahora director) Guillermo Arriaga. Juntos, consiguieron firmar tres películas de fuerte impronta, de ésas que uno no olvida con facilidad. Lo siguió haciendo, con ‘The burning plain’ (2008), Arriaga. Pero, desafortunadamente, el puzzle no se ha completado. La vía solitaria de Iñárritu, por el momento, no ha funcionado.

Se nota, para bien, que otros dos de sus inseparables, Rodrigo Prieto (fotografía) y Gustavo Santaolalla (música), siguen de su lado. La factura técnica es intachable. ‘Biutiful’ da sensación de calidad, de acertado esmero. Todo está muy bien hecho, destacando un Prieto que se regodea en mostrarnos el paisaje urbano, de extrarradio barcelonés, aún apareciendo siempre la jeta de Bardem en primera plana.  Éste, por su parte, lo borda en el papel de hombre, plenamente, desorientado (y moribundo). No obstante, la cinta tiene un grave problema: la historia. Una historia así, se supone, debe emocionar a uno, herir tus sentimientos, hacerte llorar o, al menos, joder tu cocotera durante un mínimo lapso de tiempo. A mí, nada de eso me produce. Será que soy un insensible, o será que Iñárritu anda tan, o más, desorientado que su protagonista a la hora de escribir historias, ahora que ya no tiene a Arriaga de su lado.

En fin, no diré que ‘Biutiful’ es plomiza, porque sería un tanto injusto. No obstante, farragosa sí es un buen rato. Tiene los ingredientes necesarios, pero no ha sabido combinarlos del mejor modo. Uno acaba hastíado con tanta pena y calamidad, sabedor de que a Iñárritu se le ha ido la mano. El cineasta se entrega, en cuerpo y alma, a Javier Bardem. El sensacional trabajo de éste es lo que consigue que no decaigas del todo. Un tipo con la brillantez y el prestigio de Iñárritu es capaz de brindarnos algo mejor. Decepcionante. 

6.5/10   

Spoiler

No le busquen la alegría al film. Todo en él, está marchito. La decrépita vida de Uxball sólo conoce de penas, lamentos y desesperaciones. No recuerda a su padre, y tiene miedo de que sus hijos, a quiénes cría del mejor modo posible (en condiciones paupérrimas), lo olviden a él, ahora que sabe que es un enfermo terminal de cáncer. Además, ¿quién se ocupará de éllos cuando él no este? Su esposa, acohólica y desequilibrada, no es capaz de dar un mínimo orden a su rutina, así que menos a sus hijos. Y su hermano no es más que un fracasado que por no tener, no tiene ni valores, acostándose con la mujer de uno de su propia sangre. Mientras esta debacle familiar ha cogido forma, Uxball ha tratado de ganarse la vida como ha podido. Esto es, metiéndose a trapicheras casposo en el negocio de explotar a inmigrantes sin papeles, bien sean senegales, bien sean chinos. En fin, está del todo jodido. Ahora que se ve, no obstante, quiere arreglarlo todo, marcharse en paz. 

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