‘True romance’. Mítica.

amor-quemarropaSi tuviera que perderme en una isla desierta y tan sólo tuviese la opción de llevar una película conmigo, no hay duda alguna, esa cinta sería ‘Amor a quemarropa’. Escrita, a comienzos de los años noventa, por el mejor Quentin Tarantino que jamás ha existido (’92 Reservoir dogs, ’93 True romance, ’94 Pulp fiction), el proyecto, encabezado por los Weinstein, caía en manos del malogrado Tony Scott, quien conseguía pulir una verdadera joya cinematográfica.

Parece, a primera vista, que ‘True romance’ no se mueve en el mismo círculo que clásicos como ‘The godfather’ (1972), ‘Goodfellas’ (1990) o ‘Pulp fiction’ (1994). De hecho, muchos la tildarán de mediocre. A mí poco de eso me importa. Gusto personal, dirán. Así es, pues la sitúo (a pesar de sus imperfecciones) al mismo nivel que todas las citadas. ¿Por qué?

Pues porque ‘Amor a quemarropa’ me ha gustado, y mucho, desde la primera vez que la vi. Porque la música de Hans Zimmer está entre las mejores partituras que se han hecho nunca. Porque es una película que no depende de estados de ánimo, estaciones del año o edades, simplemente puedes acudir a ella cuando te plazca. Porque el reparto es monumental (vean el cartel y frótense las manos). Porque Christian Slater y Patricia Arquette conmueven con su amor verdadero desde el primer plano en que coinciden. Porque la historia tejida por Quentin Tarantino consigue pincelar un paisaje gangsteril extraordinario. Porque Tony Scott alcanzó, por fin y digan lo que digan, su mirlo blanco.

Porque, en definitiva, el amor que une a Clarence y Alabama entre violencia, mafiosos, estupefacientes, policías y disparos a quemarropa, es de lo mejor que se ha hecho en la historia del cine.

10/10 

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