‘Mimic’. Bichitos malos infestando el subway neoyorquino.

Tiene un inicio y un desarrollo más que correcto. La atmósfera de esos bichos carnívoros azotando a la capital del mundo, está ciertamente conseguida (era el mínimo que debía cumplir tratándose de Del Toro). Eso sí, pasada la primera parte, la cosa comienza a declinar a pasos agigantados (creo que a partir de la escena en la que los dos chiquillos se esfuman), para acabar hundiéndose en la mediocridad absoluta gracias a ese chabacanero final interpretado por Mira Sorvino.

Se nota el excesivo afán lucrativo de los Weinstein en ese acaramelado desenlace made in hollywood, en el sentido peyorativo de la expresión. ‘Mimic’, por tanto, no supone más que un traspiés para Guillermo del Toro. Una cinta convencional, con muy pocos toques personales. Quizás, un poco más conseguida que otras, puesto que el poderío visual y la capacidad de ambientación del mexicano no lo tienen otros mediocres (tenía su punto lo de la vieja estación y el vagón). Pienso que cambiando los 30 minutos finales, hubiera sido otra cosa. Pero, en resumidas cuentas, hay que exigirle más a un cineasta como él.

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