Caótica Ana (2007)

caoticaana0602Director: Julio Medem 
Guion: Julio Medem 
Producción: Alicia Produce / Sogecine
Fotografía: Mario Montero  
Montaje: Julio Medem 
Música: Jocelyn Pook 
Reparto: Manuela Vellés / Bebe / Charlotte Rampling / Lluís Homar / Matthias Habich / Nicolas Cazalé
Duración: 118 min
País: España

«Nunca había visto nevar… que no se me olvide contártelo». 

Esta película la vi en su día, de estreno. Conocedor y admirador de la filmografía de Julio Medem, el mejor cineasta español -junto con Alejandro Amenábar y Víctor Erice- conforme a mis gustos, esperaba mucho de la misma. Y no me decepcionó. Más bien lo contrario, pues me enamoré de Caótica Ana, de la fantasía que ella conlleva, de su colorista vitalidad. Sin embargo, tenía miedo de volver a verla, de estropear su recuerdo. Pero me lancé. Siete años habían pasado ya entre un momento y otro… aunque la magia sigue ahí. A las grandes películas el paso del tiempo no les afecta.

El planteamiento de la película no es lineal. Un estilo, el aquí otorgado por Julio Medem, que se agradece. La trama avanza a chispazos, como la vida misma, haciendo honor al caos que se anuncia en el título del film. Así es Ana, en definitiva, puro caos. Es la metáfora de la vida. No le gustan las madres porque jamás tuvo una. Vive feliz en su cueva, donde todo parece empezar, pintando puertas que la liberan mientras agarra la mano de su «querido cavernícola». Ana se hace mayor y le gusta descubrir el mundo, abrir su mente, hacerse a sí misma. Así, sufre por amor. Y llora la pérdida de sus seres queridos. La añoranza y la ausencia no marchitan su increíble alegría. Ana es muchas cosas: ha sido madre bereber muerta en la invasión marroquí al Sahara Occidental, ha escalado las cimas más altas del mundo en pro de alcanzar la igualdad de género, ha derramado sangre frente a las tropelías del hombre blanco en tiempos remotos. Interioriza dolorosamente la injusticia y la opresión que representan los poderosos. Pero cuando algo termina, algo nuevo empieza. Y aquí, todo vuelve a empezar a través de la figura de Ana, ella es optimismo, vitalidad y entusiasmo.

Esta historia es, sin duda alguna, el mejor homenaje que el director le podía brindar a su hermana Ana, fallecida en accidente de tráfico. Observa el mundo con visión crítica, consciente de las múltiples heridas abiertas. Aunque lo tiene muy claro: no perder jamás la sonrisa. «Siéntete libre, que tu vida sea un sinsentido, déjate llevar por el viento», pequeños (o grandes) mensajes que el cineasta lanza al aire, a su hermana, a la propia vida. Caótica Ana avanza así fabulosamente a través del bondadoso corazón de la protagonista, aprovechando la magia que atesora la puesta en escena y acompasada por la preciosa música de Jocelyn Pook. Después de todo, solo queda darle las gracias a Julio Medem por representar el caos de la vida de una forma tan bonita.  

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