«¿Usted ordenó que me clonasen? Sí. Pues ha clonado al hombre equivocado«.
Acertada cinta en la que Roger Spottiswoode, antiguo director Bond, conseguía manejar a la perfección el ritmo del film, compaginando así la acción que acompaña a toda historia del polifacético Arnold Schwarzenegger con el distópico futuro derivado de los avances científicos.
El susodicho actor brinda aquí un espectáculo que rememora a sus mejores recitales, propios de los años ochenta. El espíritu familiar del personaje, de nombre Adam Gibson, queda distorsionado por obra y gracia de un par de científicos sabelotodo. «¡Vaya fastidio! ¡Tengo un clón que se acuesta con mi mujer en mi propia furgoneta!«. Como es lógico, Schwarzenegger estaba interesado en depurar responsabilidades ante tan doloroso suceso. Eso sí, no sean mal pensados. Antes de sacar su vena conservadora, vertebrada en torno al arte de romper cuellos y soltar mamporros a diestro y siniestro, el bueno de Arnold acudía, en esta ocasión, a las dependencias policiales con tal de presentar denuncia. Por desgracia para los malos, la ley hizo caso omiso a las plegarias del bravucón austríaco.
La notable factura técnica y el plantel de lujo con que cuenta ‘El sexto día’ quedan puestos al servicio de una conservadora historia con toques futuristas en la que, además, podemos degustar una ración doble del mítico actor. Sin duda, agradará a todos sus feligreses.
7/10